Autor: admin

Alacón: historia, gastronomía e industria todo en uno

Este fin de semana ha tocado comida familiar en el pueblo de mis abuelos, como tantos turolenses seguramente habrán hecho también; y en mi caso, nos hemos trasladado hasta Alacón, al norte de la provincia de Teruel, que realmente mis padres dejaron atrás con mucha pena, y al que solemos venir bastante a menudo, y no sólo por visitar a la familia.

Alacón es un lugar especial, uno de esos sitios en los que tiene cabida todo el mundo, y en el que es imposible que no encuentres lo que estás buscando. En verano está bastante concurrido, la verdad, y es que los turistas viene buscando dos de sus grandes atractivos, a saber: un resquicio de la historia, y la buena mesa al estilo tradicional.

Son muchos los que se acercan hasta Alacón para visitar la Cueva del Tío Garroso, una de las joyas arqueológicas del país. Esta cueva prehistórica datada en el paleolítico contiene pinturas rupestres muy bien conservadas, la más famosa de ellas conocida como «El Arquero»; en total son 85 de ellas, representando formas humanas y de animales, y han sido declaradas Bien de Interés Cultural.

Precisamente de este período, hay quién piensa que puede provenir una tradición gastronómica bastante popular en este municipio, que es la de comer hígado crudo; suele provenir del cordero principalmente, y se sirve cortado en trozos y ligeramente salados. Lo más curioso del tema es que es un entrante que sirve como tapa, y que se toma justamente en cuevas como la del Garroso, una costumbre social y de confraternización vecinal; y regada, cómo no, con los olorosos vinos del lugar, por supuesto.

Y relacionado con todo esto de la gastronomía, encontramos que en Alacón se está creando una importante empresa conservera que piensa en exportar sus productos a toda España y al extranjero. Se trata de una familia que se ha dedicado a la restauración de toda la vida, y que de forma casera empezó a hacer conservas de frutas que ofrecían de postres a sus comensales; de ahí saltaron a otros productos como verduras y carnes, y ahora se atreven hasta con fusiones de varios de ellos. Y parece que tienen en mente que ha llegado la hora de exportar esas delicatessen a otras partes para que las disfruten tanto como nosotros en Alacón.

Algunos datos interesantes sobre demografía

Volviendo al problema de la despoblación que sufrimos en la provincia de Teruel, tengo que decir que, además, no es el único que tenemos con respecto a nuestra demografía. Porque no sólo tenemos la capital de provincia con menor densidad de población, si no que, además, es la que tiene la población con el mayor índice de vejez. O sea, que en Teruel somos pocos, y además viejos; esta sería la mejor manera y más rápida de definir las características más importante de nuestros habitantes, y no es que nos deje muy bien parados, la verdad.

Lo peor de todo esto es que es una pena que, en plena época de liberación, haya que escuchar que las parejas no quieren tener hijos; y que para ello, en vez de usar métodos anticonceptivos modernos, usan el de toda la vida que parece el más efectivo: la abstinencia. ¿Te parece algo increíble? Bueno, a mí también me lo pareció, hasta que leí cierto artículo sobre la sexualidad en la sociedad española, y descubrí las regiones donde mejor se hace el amor. Y, ¡sorpresa! Aragón no estaba entre ellas, aunque bueno, realmente no estaba entre las que más ni tampoco entre las que menos. Parece que al final, ni chicha, ni limoná, como se suele decir.

Los turolenses no somos gente cachonda, qué le vamos a hacer, y está claro que así nos va. Sí, ya sé que el problema de la natalidad es algo común en toda España, en muchos países de Europa, y casi en todo el mundo si me apuras. Pero hombre, ¡qué somos latinos!, parece mentira que no sólo no follemos para tener hijos, sino que ni siquiera estemos contentos con nuestra vida sexual. Parece que nos parece que no es ni tan satisfactoria ni tan activa como quisiéramos y, sin embargo, no acabamos de hacer nada por arreglarlo; y si alguien me dice que eso parece ser la tónica común del ciudadano medio español, sólo diré eso de «mal de muchos, consuelo de tontos».

Realmente, me sorprendió ese estudio en concreto, porque en los últimos tiempos he visto a muchos convecinos estar bastante activos en el porno casero español. Sí, reconozco que me pirran las webs de porno online, y que las webcams amateur se han convertido últimamente en mi obsesión. Siguiendo los canales de ciberporno, me di cuenta que muchas de las parejas que se graban teniendo relaciones sexuales aseguran ser de Teruel, no sé si será una coincidencia; si no lo es, algo debe fallar: o realmente ellos se salen de los estándares y no han contestado esta encuesta para realizar el estudio, o sólo follan cuando están delante de la cámara, o sea, un par de veces a la semana con suerte. Bueno, hay otra opción, que no sean de Teruel ni nada de eso, con lo que el engaño sería doble, triple, o a saber en qué exponente.

Bueno, así que en lo tocante a la natalidad, deberíamos entonces hacer una reflexión, porque a ver si va a resultar que el problema es una falta de apetito sexual, y eso sería muy preocupante. No tanto en Teruel, que ya ha quedado claro que somos una población envejecida, sino por otros tantos lugares en los que no pasa eso y, sin embargo, tampoco sube la natalidad, y para colmo, no dejan de decir que quisieran tener más sexo del que tienen. Claramente, algo hacemos mal, quizá la tele, las videoconsolas, o las ondas del microonda, qué se yo… Pero falta tiempo, oportunidad, y lo más importante, motivación; y a este ritmo, no dudes que nos dirigimos sin remedio a la extinción de la especie humana.

Gastronomía y productos típicos de Teruel

La provincia de Teruel, y también su capital homónima, reciben en verano miles de visitantes, aquellos que gustan del turismo de interior, y que pasan sus vacaciones conociendo lugares de nuestra geografía que no han sido bendecidos con costa; los hay, te lo aseguro, y junto con esto y la multitud de fiestas patronales que se celebran en época estival, no dudes de que estos visitantes quedan encantados y que suelen repetir año tras años su visita.

Y es que, entre otros muchos encantos, Teruel tiene una gastronomía que deja huella, y eso se deja ver mucho gracias a las fiestas populares de las que he hablado. Es un buen momento y lugar para mostrar y degustar los fantásticos productos gastronómicos de la provincia, unos productos estrellas que se han convertido en toda una identidad propia no sólo dentro de España, sino también traspasando nuestras fronteras. Entre ellos están:

  • El jamón curado: El jamón de Teruel fue el primero de toda España en conseguir una denominación propia, y es el principal ingrediente de dos de los platos más típicos de la provincia: los regañaos, que son una especie de torta de pan duro cubierta con pimientos rojos asados, pescado azul o jamón, propia de las fiestas de la Vaquilla del Ángel; y las delicias de Teruel, que son tostadas de pan untadas de ajo, tomate, aceite y una buena loncha de jamón del lugar.
  • El aceite de oliva del Bajo Aragón: También con denominación de origen, este aceite se fabrica en un 80% con la variedad de aceitunas negras conocida como Empeltre, autóctona del lugar; y un 20% de Arbequina y Royal.
  • Los quesos: En la provincia de Teruel se fabrican varios tipos de queso (cabra, vaca, oveja y mezclas) que se basan en los procedimientos más tradicionales, usando para ello cuajo de origen vegetal y técnicas de curación centenarias.
  • Los panes de Cañada y Pintera: Bajo la marca C’alial, estos panes se reconocen por sus ingredientes naturales y su fabricación sin aditivos ni conservantes; sólo se utiliza el trigo, la masa madre, agua, sal y levadura. Son de dos tipos, el de cañada y el de pintero, y combinan perfectamente con cualquier otro alimento tradicional turolense.
  • Los vinos del Bajo Aragón: Conocidos como vinos del Maestrazgo, Teruel produce vinos blancos, tintos y rosados de la mejor calidad. Para su elaboración, usa uvas de las variedades Garnacha, Tempranillo, Syrah, Cabernet Sauvignon o Melot.

Luchando por unas fiestas más ecológicas

Nos queda poco para poder disfrutar de cada año de las fiestas populares más queridas por todos los turolenses, sin lugar a dudas: la Vaquilla del Ángel. Se celebra el fin de semana más cercano al 10 de julio, así que se puede considerar la antesala de los San Fermines, y por ende todo el mundo lo coge con muchas ganas; primero, porque es la primera de las fiestas del verano, y después porque nos gusta hacerle la competencia a nuestros vecinos.

Esta celebración data de la Edad Media, y aunque ha sufrido diversas modificaciones, su esencia siempre ha sido el soltar un toro bravo en las calles de la ciudad; se realiza en honor al patrón del lugar, el Santo Ángel Custodio, y desde los años 70 se ha vuelto realmente la fiesta grande de Teruel, pasando a durar cuatro días y rodeando la suelta del astado con conciertos, barras al aire libre y un montón de actividades lúdicas para disfrutar con vecinos y conocidos.

Justo la parte de la diversión al aire libre que tiene que ver con el comer y el beber es que ha llamado la atención este año de uno de los partidos políticos de la ciudad. Esta formación ha propuesto al consistorio la posibilidad de usar vasos de plástico reutilizables, en lugar de los desechables que se venían usando hasta ahora. Para ello, además de con el permiso municipal en cuanto a salubridad y presupuesto, se necesita contar con todos los bares y peñas que dan su servicio a los vecinos y visitantes durante estos días; hay muchos pros y contras, las opiniones están repartidas, y pensando en que quedan pocos días para el comienzo de las celebraciones, es una cuestión que urge solucionar cuanto antes.

Los vasos reutilizables se han convertido en una opción bastante popular en la celebración de eventos, reuniones y fiestas. Aunque por ahora es la opción más cara, cada vez se demuestra más que a la larga puede ser la más económica. Su fabricación está cambiando el mercado de los envases y cubiertos, pues muchos están realizados en fibras vegetales totalmente biológicas, los que las convierte en biodegradables y totalmente respetuosas con el medio ambiente; también gracias a esto, se afirma que los productos que consumimos gracias a ellos ganan en calidad, pues están libres de sabores extraños y añadidos, como sucede con el plástico y las siliconas. Y su durabilidad está demostrada, pudiendo incluso ser válidos para ser usados en el microondas, el congelador y el lavavajillas.

Teruel y su dilema: ¿campo o ciudad?

Uno puede pensar que esta pregunta del título es un poco idiota, ya que a priori no tiene sentido poner a nadie en esta disyuntiva, pues su respuesta dependerá no de sus gustos seguramente, sino de lo que puede ofrecer a su vida cada uno de estos espacios. A veces soltamos esa frase como si realmente pudiéramos elegir el vivir en el campo o en la ciudad solamente por el ambiente, la tranquilidad o el ritmo desenfrenado a nuestro criterio, y lo peor es que solemos contestarla desde el corazón, jeje.

Bueno, pues en provincia de Teruel no tenemos ese problema, para bien o para mal. ¿Y por qué?, te preguntarás, si ya has dado la vara con que es una pregunta absurda. Pues porque tenemos el dudoso honor de ser la provincia con menos densidad de población de todo el país, y además, tres tercios de nuestra población vive en el medio rural. Es el clásico: «A quien le toca, le toca…»,  así que no es de extrañar que haya mucha gente preocupada por el problema de la despoblación, y que el desplazamiento a las ciudades se haga masivamente, aunque en realidad la economía de Teruel dependa más del sector primario que en realidad de las oportunidades que pueda encontrarse en los núcleos urbanos.

Pues sí, realmente hay mucho trasvase de población a las ciudades, por supuesto y sobre todo a la capital, Teruel, y no hay por qué criticar esto. Generalmente la gente joven que estudia o quiere progresar o especializarse en algún campo emigra a la ciudad, y por ende acaba quedándose, pues es difícil volver a lo de antes cuando empiezas a labrarte un camino en las oportunidades que ofrecen las grandes urbes. Algunos vuelven, es verdad, aunque la mayoría es por alguna responsabilidad familiar, y en una menor medida, porque quieren aplicar en su lugar natal lo que han aprendido y observado en su lugar de residencia; esto es loable, aunque muy poco común, la verdad.

Y a mí, que siempre me ha gustado ir contracorriente, me da orgullo decir que pertenezco a este pequeño grupo que volvió a su pueblo después de haber vivido precisamente en Teruel durante los años de universidad. Fui allí intentando buscar oportunidad y para estudiar una carrera, y conseguí lo segundo, pero no lo primero, y la razón es que en realidad no tenía interés en hacerlo. Por mucho que no sea una opinión popular, vivir en el campo o en un núcleo rural no tiene por qué significar vivir de sol a sol con una azada en la mano, sin nada más que pensar que en temas agrarios. Nuestros pueblos tienen muchos potenciales, y aunque nos falten los avances y el desarrollo de las ciudades, no tenemos por qué dejarnos de la mano de Dios, porque podemos hacer mucho por ellos. Yo pienso así, y volví para quedarme, y hacer el esfuerzo yo creo que merece la pena.